Danzar como una oportunidad de encuentro consigo mismo en compañía de música, el entorno y con los demás

Por: Giselly Guerrero. Psicóloga en formación.

Al escuchar la palabra BIODANZA, se ha de venir montones de ideas y ocurrencias con relación a lo que podría significar, y al asociar sólo podemos concluir con la palabra: BAILAR. Bueno... Al menos eso fue lo que muchos de nosotros pensamos el día martes por la tarde, ante el anuncio de la actividad.

Nuestra preocupación se centraba  más bien, en el no saber bailar, no conocer el lugar, avergonzarnos frente  al hecho de bailar en presencia de los demás y llenarnos de tantas dudas y preguntas, que sólo  alimentaban nuestra predisposición ante la actividad.

Otros, en cambio, conocían la actividad, el lugar y lo demás, y por otra parte estábamos los curiosos, averiguando de qué se trataba. 

- Por suerte en la introducción del escrito tú has podido  encontrar un breve concepto de lo qué es biodanza y podrías hacerte ideas... Pero...  ¿Qué se te hubiese ocurrido? Ahora, imagina la ansiedad de nosotros al toparnos con algo totalmente desconocido y que a lo que además debíamos enfrentarnos. ¿Preparados? ¡NO!, No estábamos preparados,  y aún así, nos atrevimos a cambiar nuestras expectativas -

El día llegó… Viernes 4 de Marzo, 10am: Por pequeños grupos fuimos llegando al punto de encuentro: ‘’Bondigua’’ desde allí, hasta el lugar en donde realizamos la actividad eran 10 minutos caminando, aproximadamente, por grupos, subimos en vehículos ... Y ...¡Llegamos!
‘’MI NIDO’’, llevaba por nombre el lugar en el que danzamos,  dejamos cargas, aprendimos y descubrimos millones de cosas al vivir la actividad.  

Luego de prepararnos para iniciar, nos encontrábamos cómodamente sentados en un círculo gigante; pues nos encontrábamos los dos grupos de 7mo semestre. Dispuestos a iniciar, seguido de la apertura cada quien manifestó algún misterio que personalmente nos interesaba descubrir con relación a la vida, o lo que sea que fuere. ‘’Amor’’, ‘’Agua’’,‘’Tranquilidad’’, ‘’felicidad’’ ‘’dolor’’,  Fueron algunos de los misterios en los que pensamos descubrir ese día en biodanza.

Proseguimos a realizar las siguientes actividades: Nos tomamos de la mano haciendo un circulo grande, y dentro de este, otro pequeño; rotaban los círculos danzando y tomados de la mano, luego en grupos de a dos personas, al sonido de la música chocamos nuestras manos con el otro, como jugamos muchos cuando eramos niños. 

Posteriormente, cada quien danzó individualmente haciendo movimientos de las piernas soltando  el tronco y los brazos, después, nos dispusimos a poner nuestras manos en forma de coquita ahuecada y tocar  con las palmas nuestro cuerpo. Inmediatamente danzamos en pequeños grupos de 5 personas en forma circular. Buscando un momento de encuentro profundo consigo mismo, cada persona realizaba giros contra el sentido del reloj y fue buscando un lugar en el suelo, como si estuviéramos dentro del vientre de nuestra madre, para cerrar este momento nos sentamos y nos dispusimos a elegir un compañero, al cual abrazamos y descansamos nuestra cabeza sobre su hombro, y de igual manera la otra persona se apoyaba en nuestro el nuestro.

Continuando con la sesión, nos juntamos en grupos de 6 personas y danzamos una canción muy lenta en forma circular, juntamos nuestras caderas y seguimos danzando, luego hicimos una sola línea y caminamos danzando, nuevamente conformamos el círculo inicial, bailamos  libremente, y culminamos reuniéndonos en una roda como la inicial para escuchar y platicar sobre los ejercicios, exponer nuestras conclusiones, aprendizajes y vivencias.

Biodanza, no fue sino un espacio que nos permitió en gran manera vivenciar lo que es nuestra clase de Técnicas de Intervención Grupal; de forma muy dinámica y reflexiva, nos permitió acceder a nuestro propio yo, observar comportamientos grupales y trabajar dentro de un grupo haciendo parte del mismo. Más allá de lo que se abstrae desde el pensamiento, la experiencia fue realmente grata, nueva, y llena de esperanza. El vivir y experimentar en tiempo real y consciente, definitivamente permitió lograr los objetivos de la biodanza; exploración, reconocimiento, aprendizaje, descubrimiento, entre otras que cada quien se permitió hacer según lo que apetecía.

Descubrir que la música puede confrontar nuestra vida, revivir recuerdos y llegar a lugares encubiertos en nuestro interior; fue quizás la salida que muchos hallamos para emprender una búsqueda infinita pues muchas veces nos cerramos ante la posibilidad de mostrarnos tal cual, frente a lo que somos, experimentar en esta actividad tan reflexiva e íntima en compañía del otro permitió dejar de estar aislados, y convertirse en la salida divertida  y dinámica de aquello que nos aturde, o que nos aburre por ser tan monótono; convirtiéndose  en un lenguaje por el cual conocemos y compartimos con otros.

Risas, llanto, reflexiones,re-aprendizaje, encuentro, diversión, compartir, sentir, son apenas unas cuantas de las palabras que me permiten resumir una experiencia tan increíblemente poderosa, pues es una herramienta que hace posible lo que tal vez es difícil reconocer en nosotros y en los demás como personas. Biodanza es un espacio en el que podemos aprender a lograr, ver, vivir y sentir. Una experiencia que realmente nos hizo sentir la vida, conocer y apreciar pequeños detalles que nacen en ella.

Nota: Agradecimiento especial a nuestra profe de Biodanza en Santa Marta, María Teresa Ruíz que nos permitió tener una experiencia excepcional en "Mi nido", para mayor información sobre Biodanza la pueden contactar al teléfono (+57)3205432480. Felicitaciones y agradecimientos a la colega en formación Giselly Guerrero por su excelente trabajo.